¿Estamos ante una nueva burbuja inmobiliaria?

Los ecos de la burbuja inmobiliaria que vivió España entre finales de los años 90 y principios de los 2000 parecen lejanos. El estallido de la misma, que se unió a la crisis financiera internacional, provocada por la caída de Lehman Brothers, propició que la caída del PIB y el empleo en nuestro país fuera más intensa que en otros de nuestro entorno. España tardó diez años en recuperar el PIB previo a la crisis.

En los momentos más fuertes de la caída, entre 2009 y 2012, parecía que aquello no se volvería a repetir. No volveremos a caer en los mismos errores, se repitió hasta la saciedad. Incluso se suprimió una cuestión que se citaba como una de las causas de la burbuja: la deducción por compra de vivienda habitual, eliminada para las adquisiciones a partir de 2013.

Sin embargo, la necesidad de nueva construcción residencial en diversas zonas del país, después de años con el sector parado, unido al crecimiento de la inversión en vivienda, debido a la escasa rentabilidad de otros activos, parecen haber vuelto a relanzar al sector. ¿Estamos ante una nueva burbuja inmobiliaria?

Los números de la burbuja inmobiliaria

En los años de aquella burbuja inmobiliaria, los precios de la vivienda crecían en España a un ritmo anual del 16-17%. Y entre 1996 y 2003 la subida fue del 176%. Cada año se iniciaba en España la construcción de 600.000 viviendas. Incluso se llegó a rondar las 800.000 viviendas iniciadas en un mismo año, de manera que se construían más viviendas que en Francia, Alemania e Italia juntas, cuando la suma de la población de estos países cuadruplica la española.

Había “peleas” por adquirir viviendas. Toda la burbuja vino derivada de una mezcla de factores: en parte, por la política del gobierno, pero también favorecida por el crédito abundante y barato procedente de Europa y por el gran volumen de dinero negro que había en esa época, siendo España el país con más billetes de 500 euros en circulación durante años.

En muchos casos, simplemente se especulaba con ellas. Se entregaba una pequeña señal (3.000 o 5.000 euros, por ejemplo) y se revendía antes de escriturarla, con un jugoso beneficio. El número de viviendas vendidas en España en 2006 superó las 900.000.

En el auge de la burbuja, el 60% del mercado crediticio en España estaba relacionado con la construcción, promoción y venta de viviendas, con un volumen aproximado de 1 billón de euros, equivalente al 100% del PIB. En ese año 2007, el esfuerzo para comprar una vivienda suponía más de 9 veces los ingresos anuales. Aunque algunos expertos preveían un aterrizaje suave del sector (que iría desinflándose poco a poco), el estallido de la crisis subprime lo precipitó todo.

La economía empezó su caída, y con ella la venta de viviendas. En 2009, las transmisiones rondaron las 450.000, lejos de sus récords históricos, aunque todavía en cifras elevadas.

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